12 sept 2010

Soltar o no soltar un guantazo

"Pero si fue sólo un pestañeo...". Es lo que pensé, convencido, una vez que me estrellé al quedarme dormido mientras conducía un furgón de carga. Y en un segundo me desperté a mitad del chirriante trayecto, dentro de la cabina, bocabajo, con el cinturón sujetándome, aturdido y sin enterarme de por qué tanto ruido y batuqueo... Y luego, ya consciente de la cagada, rogando que no me hubiera llevado por delante ninguna parada de autobús con alguna señora o niña esperando ir al colegio.

Desde entonces me costó durante años poder pegar ojo en ningún medio de transporte, en ningún asiento. El saldo, al fin y al cabo, fue una milagrosa lotería a mi favor; ni un rasguño, ni un herido llevado por delante. Sólo la chatarra volvió a ser chatarra y recordé entonces las paginillas de rarezas védicas que me prestaban de adolescente en Caracas, cuando uno se creía más místico de lo que sus naturales anhelos materiales le permitirían; "nada se crea ni se destruye; todo es energía que se transforma". Al margen de ese mensaje que no sé por qué recuerdo, todo quedó en un buen susto y una lección aprendida.

El caso es que solo un pestañeo, un descanso breve, basta para desorientarme a veces y cambiar la realidad por una alucinación. Del sueño a la vigilia el paso es violento y definitivo, no deja lugar a dudas. Pero el camino inverso no lo es; la frontera de la vigilia al sueño, de ser consciente de lo que me rodea a inventarme un escenario, no está tan clara y a menudo me queda esa dudilla de si actúo con sensatez y coherencia o en un abrir y cerrar de ojos, confiado, resulta que me he abandonado a los cantos de hadas. Porque las hadas tarde o temprano se cogen su break y cuando eso pasa y me doy cuenta de la que he liado, no hay marcha atrás. A lo hecho, pecho, como decía el abuelo.

¿Algún niño acepta tranquila y maduramente que sus padres le respondan: "Pues hijo, eso nunca llegas a saberlo y siempre existen nervios y dudas, incluso de adultos; la decisión debes tomarla tú..."? Sólo algunos pocos lo hacen. No queda otro remedio. Es lo que hay y al final nos hacemos a ello. A mí ya no me supone un marrón, uno del que me quiera escaquear, me refiero.

Por eso es que antes de dar un timonazo, me gusta hacer el repaso de si de verdad no voy a cagarla, que sirve para aplacar la arrogancia con la que me apetecía dar el puñetazo en la mesa. A veces no lo logro del todo. Tengo un amigo que nunca repara en ello y se las pega una y otra vez, a él y al que venga de acompañante.. ¡Ah!, pero es impulsivo, rápido y decidido, que eso tiene su valor.

Una amiga lo está pasando mal en estos días y es que las circunstancia que a diario tienes por privilegiadas, como la alegría de una familia, a veces se convierten en una limitación de mierda que dificulta el soltarle una galleta a uno en el trabajo y quedarte tan agusto, sin tener que sopesar las consecuencias.

P, a veces sucede. Los que te conocemos sabemos que vales más que eso, así que anímate.

Besos.

(esto es del pasado mes de junio, que quedó en el tintero vete tú a saber por qué)

9 sept 2010

Sobre seguridad y confianza en nuestro banco (¿?)

Hace una semana fui al banco a reclamarles un error en el ingreso de un cheque que hice personalmente en ventanilla; resulta que en mi cuenta nunca entró y a mi abuelo (que se llama igual que yo, por esa costumbre en algunas familias de imprimir en el infinito el nombre del primogénito, con mis respetos) le habrían dado una alegría si se hubiera dado cuenta a tiempo.

El caso es que cuando me atendieron en una mesa, sentadito, vi como una madre desabrochaba y sacaba del carrito a su hija de ¿2-3 años? que se aburría ahí postrada. La atendieron (a la madre) y se fueron las dos con sus diligencias cumplidas... PERO resulta que al siguiente de la cola no le podían atender porque la empleada de la ventanilla del banco había "perdido el sistema". Que se había apagado su ordenador y todo lo que iba conectado a él, vamos, pero bien apagado. Out. Finito. Kaputz. Palmadote. Nanski de nanski.

En eso llega a la oficina del banco un técnico que dice venir porque ha saltado una alarma del sistema... Y miran aquí y miran allá, entre cables, discos duros, botones. Si hubieran hurgado hace tiempo en la disposición de muebles e instalaciones fundamentales de la oficina, lo habrían evitado. Pero nada, no dan con ello y se van el técnico y el subdirector de la oficina, que ha tenido que interrumpir la atención que me daba con lo de mi cheque desviado, a mirar en un cuartito, asumimos que donde se encuentran los interruptores generales de los ordenadores y cosas así de importantes, tras una puerta con rigor y seguridad. Y a todas estas, la empleada de ventanilla va comentando en voz alta que vio a una niña pequeña "caminando por aquí" y que "quizás habría tocado algo en esta caja de la pared... ¿qué es esto? ¿puede ser aquí el problema?", a lo que los dos hombres le contestan con una mirada que viene a significar algo así como: "pero qué dices, mujer, ¿cómo va ser eso?"...

¡Pero! El técnico, que es metódico y prefiere no saltarse pasos intermedios por estúpidos que parezcan, echa un vistazo para asegurarse de que la cosa no es ahí... Sorpresa. "Sí, tienes razón, ese interruptor, al lado del rojo, súbelo, a ver"... Et voilá! Resuelto el misterio de la caída del sistema.

Junto a la ventanilla de atencion al público y a la altura de las rodillas de un adulto hay un cajetín de “brakers” eléctricos, como el que revisas en casa cuando se va la luz y levantas el del diferencial para recuperarla... Sólo que en esta oficina del banco, éste está al alcance de los niños, abierto ¡y tiene un interruptor para apagar completamente los ordenadores de ventanilla!

La niña, pobrecilla, jugando mientras la madre era atendida, bajo un botón que les quitó el sistema... Y de pronto lo de mi chueque me pareció una tontería tan grande.

¿Cómo se recupera un país así de la crisis?


8 sept 2010

Question on "Social Networking for Business"

Alberto, de Magnoliart, me ha sugerido echar un vistazo a este interesante video. Interesante no sólo por la respuesta que Seth Godin da a cerca de la efectividad o inutilidad de utilizar las redes sociales en un contexto empresarial, sino por la de videos aparte que uno puede encontrar de sus charlas.

Advertencia: no hay que atiborrarse viendo muchos uno tras otro, o podría convertirse en un tedioso tunel de "cursillos para aprender a ser alguien" como con un concetrado de libros de autoayuda. Pero si se miran sin fanatismo, tienen cosas muy interesantes para quienes se lo montan por libre en el mercado laboral y empresarial de hoy en día.

Gracias, Alberto.