9 sept 2010

Sobre seguridad y confianza en nuestro banco (¿?)

Hace una semana fui al banco a reclamarles un error en el ingreso de un cheque que hice personalmente en ventanilla; resulta que en mi cuenta nunca entró y a mi abuelo (que se llama igual que yo, por esa costumbre en algunas familias de imprimir en el infinito el nombre del primogénito, con mis respetos) le habrían dado una alegría si se hubiera dado cuenta a tiempo.

El caso es que cuando me atendieron en una mesa, sentadito, vi como una madre desabrochaba y sacaba del carrito a su hija de ¿2-3 años? que se aburría ahí postrada. La atendieron (a la madre) y se fueron las dos con sus diligencias cumplidas... PERO resulta que al siguiente de la cola no le podían atender porque la empleada de la ventanilla del banco había "perdido el sistema". Que se había apagado su ordenador y todo lo que iba conectado a él, vamos, pero bien apagado. Out. Finito. Kaputz. Palmadote. Nanski de nanski.

En eso llega a la oficina del banco un técnico que dice venir porque ha saltado una alarma del sistema... Y miran aquí y miran allá, entre cables, discos duros, botones. Si hubieran hurgado hace tiempo en la disposición de muebles e instalaciones fundamentales de la oficina, lo habrían evitado. Pero nada, no dan con ello y se van el técnico y el subdirector de la oficina, que ha tenido que interrumpir la atención que me daba con lo de mi cheque desviado, a mirar en un cuartito, asumimos que donde se encuentran los interruptores generales de los ordenadores y cosas así de importantes, tras una puerta con rigor y seguridad. Y a todas estas, la empleada de ventanilla va comentando en voz alta que vio a una niña pequeña "caminando por aquí" y que "quizás habría tocado algo en esta caja de la pared... ¿qué es esto? ¿puede ser aquí el problema?", a lo que los dos hombres le contestan con una mirada que viene a significar algo así como: "pero qué dices, mujer, ¿cómo va ser eso?"...

¡Pero! El técnico, que es metódico y prefiere no saltarse pasos intermedios por estúpidos que parezcan, echa un vistazo para asegurarse de que la cosa no es ahí... Sorpresa. "Sí, tienes razón, ese interruptor, al lado del rojo, súbelo, a ver"... Et voilá! Resuelto el misterio de la caída del sistema.

Junto a la ventanilla de atencion al público y a la altura de las rodillas de un adulto hay un cajetín de “brakers” eléctricos, como el que revisas en casa cuando se va la luz y levantas el del diferencial para recuperarla... Sólo que en esta oficina del banco, éste está al alcance de los niños, abierto ¡y tiene un interruptor para apagar completamente los ordenadores de ventanilla!

La niña, pobrecilla, jugando mientras la madre era atendida, bajo un botón que les quitó el sistema... Y de pronto lo de mi chueque me pareció una tontería tan grande.

¿Cómo se recupera un país así de la crisis?


3 comentarios:

  1. Deberían dar el poder de arreglar la crisis a los niños. Ellos darían con la solución en un santiamén.

    ResponderEliminar
  2. Y entonces, mientras todos atendían al cajetín eléctrico, la madre de la niña se hizo con un buen fajo de billetes.

    Ni siquiera yo, cheque en mano, me di cuenta de que el final de la historia iba a ser diferente: ¡era la mujer del Dioni!

    ResponderEliminar