24 nov 2009

Nada que decir



(fotos: más atardeceres desde mi habitación en casa, en noviembre '09)

Como suele ocurrir, de vez en cuando se me pasan los días acumulándoseme tonterías que entran y salen de mi cabeza y es que "soy tan prolífico", como dice el Stephen King de La Hora Chanante (¡chanante!)... Cualquiera que me conozca cogerá la ironía. El caso es que acaban pasando sin pena ni gloria y ya para qué darles bola.

En el vaivén de las ideas y las prioridades, éstas no paran de despuntar, hundirse y volver a salir una tras otra, como trozos de madera a la deriva en un río durante días y cuando un amigo al teléfono o en un encuentro casual me pregunta por mi vida y "¿qué tal todo?" acabo respondiendo con esa idiotez que siempre me reventó tanto de algunos: "Bien, todo bien...". Sin más.

¿Alguna conversación más estúpida que esa?

Para qué molestarse en molestarle con la trayectoria de tus cosas, que aparecen y que quedan obsoletas al cabo de un rato, que luego resurgen pero con cambios, como si de niño atravesaras un pasillo lleno de estantes de chuches mezcladas y no supieras bien en qué orden pillarlas, de pura glotonería; ¡solo tienes claro que las pillarás todas! Si tan solo de pensarlo a mí mismo me aburre. Pero mi padre siempre ha sabido sobre el disfrute de la conversación, solo por conversar, pero conversar bien. Lo mismo de política que de la familia, el trabajo, las mujeres, de comida, viajes, libros, música, costumbres, de acuerdo y en desacuerdo, da igual, siempre disfruta de la conversación. Él es un maestro en ello, lo digo en serio.

En ocasiones decimos tonterías, solo por estar nerviosos, cosas que no dirías si fueras consciente de como suenan, si estuvieras lúcido y sosegado. Y si se trata de esos nervios que surgen y te la juegan delante de alguien que te gusta, o una noticia que te alegra, un halago, pues todavía se perdona (al menos yo). Luego al recordarlas te ríes, e incluso recién dichas te das cuenta de la estupidez... Todo bien, es hasta bonito. A veces salen cuando no hay nada que decir y otras veces cuando quieres decir una cosa de tantas maneras que los nervios te traicionan y solo escupes un disparate.

Pero de verdad, hay gente que mejor está callada. Cuando en situaciones como una que acabo de tener hace un momento, cosas de trabajo, de resolver, de ser eficaz y aportar soluciones, le dices a alguien: "¿cómo puedo hacerte llegar esto hoy?, ¿o prefieres que lo lleve yo mañana?" y en lugar de darte una straight answer —como dicen los sajones y protestantes—, te salen con un "Ay, si me lo hubieras dicho, lo habría resuelto de tal manera" y ahí queda, concluyente, en silencio, definitiva y absoluta, como si todo lo hubiera resuelto. O peor aún, empiezan a enumerar todas las opciones que habría en caso de haberlo sabido antes y a perder el tiempo detallándolas. Si lo veo en una película, me parto de risa, pero en situaciones de la vida real me apetece decir: "Muy bien (idiota), luego si quieres nos regocijamos en lo que podríamos haber hecho en caso de haberlo sabido antes, pero ahora te estoy preguntando por tus posibilidades de resolverlo ahora, de aquí en adelante, no de aquí a antes".

Si no fuera por lo mal que se siente uno mismo tras soltar una de esas. Ya no tanto por lo que puedas perder con tu soberbia e impertinencia, por ser desagradable, que también pesa. Es que recuerdo como ha quedado de desolado el campo después de decir cosas así de humillantes y el arrepentimiento y la vergüenza no me han dejado en paz durante buen tiempo. Pero dios, ¡a veces apetece tanto decirlo! Y hay varios que lo dicen como salida definitiva y resolutiva.
"Ay, si me lo hubieras dicho antes, conozco a uno que...". "Oh, de haberlo sabido antes, yo acabo de regalar uno que me ocupaba sitio...".

Así que yo les pido a ellos: si no tienes nada que decir, no digas nada. O di solo "pues ahora mismo no lo sé, pero lo averiguaré y te digo algo".

— Cambiando de tema, ¿y qué tal todo?
— Bien, todo bien...
Bueno, excepto que ayer me llevé un desencanto anunciado. Nada grave. Ya hace tiempo me decepcionó el que no me avisaran para un acto que precisamente había yo ayudado a promover (y sobretodo un amigo, representándonos) desde el principio. Un concurso que en sus ediciones internacionales previas pintaba de maravilla, lo necesitábamos en España y un amigo y yo propusimos —pedimos— hacerlo aquí. Lo promocionamos y esperamos nuevas instrucciones e indicaciones de fechas para el siguiente movimiento. Al cabo de un tiempo me enteré por un conocido que me invitaba a ver y/o particiar en uno de la marca tal, en la fecha tal, en el sitio tal y resultó tratarse de aquel mismo, que lo habían montado finalmente pero ¡uy! se les pasó avisarnos (...). Y resultó que allí estuve de mirón. En realidad creo que disfruté de la decepción del evento: soso, falto de carácter, con un nivel alto por algunos pero mediocre por otros (y eso en un concurso de ese calibre no se acepta). Por un lado me resultó injusto y de mal gusto no estar en él, pero por otro me alegró poder irme al aburrirme sin ningún problema y tan contento.

De despedida, dejo aquí un relato de mi amigo Tano, dedicado a los bartenders y los aficionados al whisky.

En bici

Preparaba una entrada de estas de relleno, pero lo pensé mejor y para qué.
Mejor dejo aquí este video con Danny Macaskill por las calles de Edimburgo, que me ha gustado y dado envidia...
Gracias, Omar.

7 nov 2009

¡Ay, cartelillo español!

Anoche en la 1 de RTVE se lucieron con otra gala más de esas que les gustan. El concierto de las motos GP, "Moto GP en concierto", en la plaza de toros de Valencia, porque ya se sabe que las motos GP siempre han estado estrechamente vinculadas al mejor cartel artístico-musical de cada país...

Una presentadora atractiva —bueno, a mí me lo pareció— vendía la moto del exquisito y sublime cartel con cosas tan poco atinadas como por ejemplo, refiriéndose al grupo "84", "qué cara tienes compañera, en backstage con esos tres guaperas, que además de ser muy guapos, son artistazos, yo me voy pa allá"... Ni Jools Holland, vamos, lo habría presentado mejor!

Lo bueno: tocaban en riguroso directo, que en la televisión de esta España nuestra ya se agradece. Y la mezcla de sonido no era mala. Pero no entiendo por qué se empeñan en llevar esos conciertos (igual con los 40 y Cadena 100, etc.) como si fueran ferias de pueblo; ¡en cualquier momento te esperas un "perrito piloto"...!
En lo personal no me gustó nada el cartel de los "artistazos". Presentando a 84, no se le ocurrió mejor cosa a la anfitriona (o a su guionista) que anunciarles como "ese sonido con influencias de los Rolling Stones y de los Beattles", tócate los cojones! Los dos grupos que precisamente dividen tipos de gustos en el rock & roll unidos en el sonido de un artista español, que además cuando les tocó deleitarnos con ese rock de templo, solo se sentaron con acústicas a sonreir y a cantar algo que desde luego —y no juzgo públicamente si bueno o malo, me lo reservo— no sonaba ni a rolin ni a bitels. Que, ojo, no tienen por qué hacerlo; me gusta que tengan su propio sonido y es lo más legítimo que sus influencias sean de Omara Portuondo, de Queen o de Mocedades, si les da la gana. ¡A quien reclamo es a la presentadora (o su gionista)!
Es todo mentira. Parece que llegan corriendo al programa con prisas y un sandwich en la mano, preguntando "¿uy, a quién debo presentar en 10 minutos? ¿Y quiénes son? ¿Y qué digo de ellos?"

El caso es que en España se echa mucho de menos ver en esas convocatorias a grupos que componen y escriben con libertad y originalidad y que lo ejecutan impecablemente. Que se les nota sinceros y creíbles. Que cuando mueven la cabeza y los brazos como el de The Cult, o Jason Newsted, o lagrimean, o gimen, o saltan en el escenario, viene a cuento y con coherencia. Los bailes de cinturita a cinturita junto con el guitarrista y la sonrisita entre cómplice y ridícula NO MOLAN.
Yo no canto especialmente bien, así que no soy cantante, pero buscar la afinación de una nota durante 1 compás entero frente a 5.000 espectadores o más NO MOLA.

Y con esto pensé en algunos grupos y cantantes españoles actuales que creo se merecen un lugar y reconocimiento. Son artistas que me parece que resultan reveladores de una generación de músicos en España que suben el listón y dejan, de hecho, en bastante ridículo a la industria discográfica, a todas esas oficinas repletas de gente que en su día les molaba salir de copitas y oir grupitos, que de pronto y para sacarse unas perrillas, se convirtieron en "tiburoncillos" y personajes de la industria y que se han quedado flipados en sus días, con nostalgia. Varios ocupan una silla en la que toman decisiones de cómo educar el oído en la calle, pero pasan la patata caliente: "ya, tío, si es que me mola mazo, es buenísimo esto, pero es que es tan bueno que no tengo ni idea de cómo colocarlo, de cómo venderlo; la gente lo que pide es pachanga, ¿sabes?...".
— "Ya, claro. Y por eso entraste tú a trabajar aquí".

En fin, por supuesto, hay más detrás de todo eso. Solo acabo de ser simplista.
Bueno, algunos de ellos (y no están en un orden concreto) son:

- Pacífico (Vigo)
- Lex Makoto (Madrid)
- Zoo (Madrid)
- Vetusta Morla (Madrid)... Felicidades!!
- Zia (Madrid)
- Havalina (Madrid)
- Adrede (Madrid)
- Aqeel (Los Ángeles/Madrid)... Sobretodo en directo.
- DePedro (Madrid)
- Zahara (Granada/Barcelona)
- Standstill (Barcelona)
- Fuzz (Madrid)
- Cyan (Barcelona)
- Vinodelfin (Barcelona)
- Alex Ferreira (Madrid)
- Rebeca Jiménez (Madrid)

Por supuesto es solo un poco de lo que hay. Oops, excepto uno, los demás son de Madrid y Barcelona... No harm feelings, my friends! Es solo que no estoy familiarizado con otros, pero sé que los hay de otras ciudades y pueblos.

Aparte de los anteriores, y ya de fuera de España, estos ya no son novedad, pero los comparto aquí, vete tú a saber por qué:
- Kings of Leon (Nashville)
- John Mayer (New York)
- Jose James (New York)

2 nov 2009

La tarde des-pensada - "wrong answer"



(Puesta de sol en casa, hoy 02 de noviembre 2009)

Qué será lo que tienen las tardes y las puestas de sol que uno se queda mirándolas, sin más, como bobo, entre el misticismo y la cursilería, solo viéndolas, despidiendo al sol, reclamándole quizás que mañana se vaya más tarde, que hoy no me dio tiempo a hacer lo que quería... Y cómo me va a alcanzar para hacerlo si perdí el tiempo mirando la tarde!

Pero sí, también agradeciendo los colores que solo se ven en esa dirección y en ese preciso instante.

El caso es que hoy pensaba en esas cosas que hago repetidamente y sin querer, esas cosas que la gente me dice que hago y yo no recuerdo. Si varias personas me dicen en distintas ocasiones "vaya, esperaba una respuestas más animosa y alentadora", probablemente tengan razón. Son varios contra uno. Suficiente para tenerla.
Ya no hace falta que me lo digan, a veces me doy cuenta yo solito justo después de soltarla. Pero cómo evitarlo. Puede que no sea el tipo de las respuestas alentadoras y animosas, pero desde luego una cosa sí; son sinceras.
Y según con quién, me resulta más o menos fácil hacerlo.

La semana pasada me sucedió de nuevo. En un momento que podía haber sido glorioso, poético, fui y me la mandé otra vez... Pass!
Así que empezaré de ahora en adelante una dieta. Una dieta de objetividad controlada y más buenrollismo, balanceada, un poquito de esto y un poquito de lo otro, procurando no ser el objetivizador aguafiestas, que a veces la fiesta aguada es la mía propia!
Hay que ser pelotudo, como decía mi amigo Tano (che, no siempre soy "el agudo", viste?). Ni ha fallecido ni hemos dejado de ser amigos, por cierto. Si digo "decía" es porque hace tiempo no se lo oigo ni leo decir más.

Me recordó a aquella vez en que Maylín, en quinto grado, me preguntó si la querría siempre (¡5º grado!), si seríamos amigos siempre, y le dije "es probable que no, quién sabe...". El caso es que entre adultos esas respuestas son una sentencia. En cualquier caso, a menudo no te preguntan para saber tu opinión sincera; te preguntan para oír algo que les anime.

Aun recuerdo a menudo a mi amiga de la infancia Maylín.

1 nov 2009

Echando la tarde a lo tonto




Na, probando la cámara en el barrio...

Por supuesto no me he puesto a contarlos nunca, pero si todos estos cables están por fuera y le otorgan al barrio ese look tan casero, para qué pelotas han estado abriéndonos las calles cada dos años, vivas donde vivas en Madrid, te mudes cuanto te mudes, siempre te pilla una obra por "una zanja para el cableado de no sé qué"...

Que también tiene sus cosas buenas. No digo que no. Pero amigo funcionario (y empleado privado), si no me quejo, me llamarán blando y tengo una reputación que mantener.

Recuento




Ya de regreso en Madrid.


Recuerdo que la primera catástrofe emocional que apunté en mi vida y que serviría para marcar el punto de inflexión entre una era y la siguiente fue en 1996, cuando dejé atrás el país en que me crié, en que experimenté mi primer logro en el cole, mi primer gol, mi primer mejor amigo, mi primer amor y mis primeros bailes, mi primera pelea a puñetazos, mi primera frustación y mi primera borrachera. Mis primeras lecciones.

A partir de cierto momento, cuando me dijeron y leí que Ernesto Sábato (¿o era otro?) quitaba importancia a los cumpleaños y proponía que el tiempo en la vida de una persona se dividiera más bien en esas catástrofes emocionales, "cíclicas" no en cuanto a su periodicidad, sino en cuanto a la garantía de que se suceden cada tiempo, marcan y te convierten en una nueva persona... A partir de ese momento empecé a estar alerta de ellas en la medida de lo posible.

Desde entonces ha habido ciertas personas y ciertas suertes que han ido dejando su rastro. La muerte del abuelo en 1998 hincó en mí un par de frases que me había dejado antes de despedirnos por última vez y que hoy me hacen sonreir. En el 2000 las orejas del lobo me obligaron a replantearme la ligereza con que me tomaba el trabajo y el dinero. En el 2002 aprendí que la felicitación de un amigo por un trabajo hecho con pasión aunque con resultados mediocres puede resultar estímulo suficiente para convertirte en algo serio y un pro bastante respetable (yo aun sigo en mi vereda buscándolo). En el 2003 el amor entró de lleno con asignaturas nuevas que hablaban sobre la madurez y la franqueza, suponiendo nuevas ilusiones. El 2006 fue un año de plena satisfacción, seguridad y emprendimiento. De buena suerte. El 2009 es uno de incertidumbres, de rupturas, de cambios súbitos de planes, de desmoronamientos y de supervivencia.

En todos esos acontecimientos el denominador común fue el amor, de amigos, de familia y de pareja, con una u otra cara, con una de cal y una arena. Alternando una cachetada con una manito por la espalda. También con amigos, amigos alcagüetas, amigos traidores, amigos espontáneos que salieron de la nada y otros que desaparecieron por desidia. Sin rencores.

Y algunos días busco simplemete un mostrador en que no me expliquen los pros y los contras, que solo enredan; solo quiero un comodín. Por una vez, leñe. Porque es agotador. Ya verás como en breve me reincorporo azaroso.

Total, que he pensado que este verano y otoño de 2009 deberían tener su lugar en alguna página, como el año de "cumple-eras" que es, y dado que en enciclopedias no aparezco, qué mejor que este blog.
Bienvenido, final de 2009.